Vale la pena leer este artículo de Clarín:
Cuando uno llega a Brasil debe saber que el portuñol a veces ayuda y otras, puede dejarte tecleando o hacerte pasar un regio papelón. Que si vas a comprar una malla no pidas “un nuevo corpinho” porque tu cuerpito, aunque un poco flácido y barrigón, tampoco está tan mal. Que si contás tu mejor chiste y te contestan “qué engraçado” no te mires el pelo: te están diciendo “qué gracioso”. O que si te da por chamuyar con altura no empieces la frase diciendo “presuntamente” porque acá presunto es jamón y “jamonmente” suena a cualquier cosa. Es que arranca el verano, llegan los argentinos y el mito se pone en marcha: ese que dice que con el portuñol nos entendemos todos. (Haz clic aquí para leer más)
Cf.: Serie Malentendidos
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